sábado, 14 de junio de 2008

Malo entre los buenos

Nunca he sido un gran deportista. A modo de premio de consuelo, cuando niño siempre me repetía, soy "malo entre los buenos, pero bueno entre los malos". En realidad esto no era más que un vil eufemismo. Durante la educación básica nunca logré subir la trepa y mi única esperanza consistía en colgarme del fierro con todas mis fuerzas, esperando que la piedad del profesor de educación física fuera suficiente para ponerme un cuatro o un cinco, dependiendo del estado de ánimo.

La ideología del "mayor esfuerzo" no fue suficiente en la enseñanza media, cuando a los genios de la educación física se les ocurrió definir metas mínimas y poner las notas en base a cuantos abdominales hacías o cuantos segundos te demorabas en correr los 100 o 50 metros. En velocidad era especialmente penoso, ya que nunca pude pasar la marca mínima ni ganarle a ninguno de mis compañeros; el más lento de ellos me sacaba fácil uno o dos segundos.

Aún así opté por ponerle "malo entre los buenos" a este blog. Todos los títulos que describían mi verdadera condición física me parecieron tristes o francamente depresivos. Un poco de esperanza no le hace mal a nadie.

1 comentario:

Gregorio Calvo G. dijo...

Puedo adivinar... ¿Peña? Salu2