viernes, 27 de junio de 2014

Esa sopa roja furiosa

En estos días de invierno nos gusta hacer una sopa de betarragas que es simplemente increíble. En Finlandia el puré de betarragas viene en un envase parecido al salcichón cerveza por lo que toda la sopa se puede hacer en 10 minutos. Pero aún sin eso el proceso es rápido y no demora más de 10 minutos de preparación.

Ingredientes:
4 Betarragas
1 litro de agua
Crema ácida, Chevrette o queso crema
Sal y pimienta
Hierbas para decorar

Procedimiento:
Pelar las betarragas y cortar en cubos. Poner a cocer con un litro de agua
Cuando estén cocidas, molerlas con una minipimer (o manualmente si prefiere) y sal pimentar
La receta original la probé mezclado con queso de crema de cabra (hay en Jumbo pero es caro). Hemos ocupado queso crema Colún normal o agregado un poco de crema ácida y alguna hierba al centro del plato

viernes, 3 de enero de 2014

Mapa de Ferias Libres de Santiago

Les dejo un mapa con las ferias libres de la comuna de Santiago. Al hacer click en la feria salen los días de apertura. Si alguien quiere editarlo para incluir puestos de fruta fijos o ambulantes me avisan.

Espero lo disfruten!

jueves, 3 de mayo de 2012

Lo barato, sano, lo justo, lo sustentable

La mayoría de las familias chilenas destinan buena parte de sus ingresos al consumo. Las familias de menores recursos probablemente privilegien precio por sobre cualquier consideración, pero a mayor ingreso hay mayor libertad de elección. Junto con el precio, existe un creciente interés por consumir productos saludables y, en menor medida en nuestro país, amigables con el medio ambiente (sustentables) y que garanticen un salario justo a sus productores y el respeto de sus derechos humanos (justo). En el mundo, por ejemplo, hay 215 millones de niños trabajadores, otros trabajan hacinados en condiciones inhumanas, ¿quién querría ser cómplice de esto?

Esta pequeña columna es el aporte de un consumidor preocupado por buscar la mejor combinación en Santiago de Chile. Espero les sirva! Partamos por lo más fácil:

1. Frutas y verduras: No hay donde perderse. En Chile tenemos el lujo de tener ferias libres en todas las comunas del país que traen productos frescos y de mejor calidad y precio que los supermercados. Y también es más justo, ya que al menos las ganancias quedan para los feriantes, distribuidores y productores y no para los dueños de las grandes cadenas de supermercados. Horst Paulmann, por ejemplo, tiene una de las 100 fortunas más grandes del mundo. A quién prefiere apoyar?.

Con respecto a lo sustentable, lo mejor es preferir productos locales y de temporada. Los tomates, por ejemplo, en el invierno viajan cientos de kilómetros desde el Norte en camiones, liberando CO2 y gases en suspensión.

2. Productos lácteos: Consumir productos lácteos es saludable y los precios son más o menos parecidos. La diferencia está en el dueño. En los años 70s, Nestlé se hizo tristemente famoso por promocionar la leche en polvo para lactantes en países en desarrollo sin acceso suficiente a agua potable. El resultado: diarrea, desnutrición y muerte infantil. Hay muchas otras razones para no comprar productos Nestlé (vea este link). Los dueños de Soprole también son extranjeros (New Zealand Dairy Board), por lo que la mejor opción actual es Colún. Colún es una cooperativa donde los productores son los dueños de la empresa, por lo que las ganancias se reparten en forma justa. También Surlat es una empresa relativamente pequeña. En cuanto a quesos, hay muchas buenas opciones de pequeños productores en los supermercados y en las queserías de la Vega. Para quesos maduros, la mejor opción costo-beneficio es la quesería de Don Alfonso en Diagonal Oriente con Pedro de Valdivia. Alfonso trae quesos Los Tilos, una pequeña-mediana empresa familiar que produce quesos con muy buena relación precio-calidad.

3. Otros alimentos perecibles: La recomendación general es comprar local. Si está de viaje, lo justo y sustentable es comprar productos locales (miel, mermelada, longanizas, aceite de oliva, etc). En cuanto a las carnes, lo saludable y sustentable es no comerlas. Un 35% de la producción de gases invernadero vienen de la producción agrícola, la mayoría derivada de la producción de ganado. El ganado emite un 9% del CO2 y el 35-40% del metano del mundo. El estudio de Friel y colaboradores, publicado en la prestigiosa revista The Lancet, muestra que reducir un 30% la producción de ganado reduciría un 15% las muertes y discapacidad por infarto cardíaco y ayudaría notablemente a reducir los gases invernadero. A comer menos carne!

4. Alimentos no perecibles: Las opciones en este rubro no son fáciles. Lo saludable es debatible, en general los estudios en Chile muestran que la gran mayoría de las conservas, sopas, salsas de tomate, mayonesas (ni hablar de las galletas y cereales) tienen cantidades excesivas de sal, azúcar,  grasa o todas las anteriores. Si puede, evítelas. Tampoco lo justo es muy fácil. Hay razones fundadas para no consumir productos Unilever ni Kraft debido a diversos crímenes corporativos que han cometido alrededor del mundo. Unilever ha comprado muchas marcas nacionales, así que hay que fijarse en el envase buscando la U famosa. Lo mejor es elegir productos de marcas nacionales y elaborados en Chile. Esto también es más sustentable porque la producción local también reduce la emisión de gases invernadero en el transporte y asegura que sus trabajadores están protegidos por las leyes laborales chilenas, mejores que en otros países en vías de desarrollo. Para comprar especias, aliños, té, café, productos secos, etc. lo más recomendable es visitar alguna de las excelentes tiendas en la calle Artesanos (cerca de la Vega chica).

5. Vinos: Existe la creencia que el consumo de una copita de vino tinto diario es bueno para la salud. Los estudios muestran que esto es cierto en el caso de los infartos, pero aumenta el riesgo de cáncer, cirrosis y otras enfermedades. Por lo tanto, no hay un límite "sano" para consumir alcohol. En cuanto a lo justo, en los países desarrollados existe un sello de "Comercio Justo" que garantiza que los productores reciben condiciones de trabajo dignas. Hay cuatro viñas chilenas que tienen este sello y cuyos vinos se encuentran en algunos supermercados: Lomas de Cauquenes, Los Robles, Sagrada Familia y Mosaique.

Los consumidores tenemos mucho que decir para construir un mundo justo, sano y sustentable. La invitación está abierta para aportar con nuestro modesto granito de arena.

domingo, 4 de marzo de 2012

Yogurt natural de la Tía Nora (laban)

La gran mayoría de los yoghurt en Chile tiene excesiva cantidad de azucar. En la mayoría de los supermercados el único yoghurt natural es el Soprole que tiene un 2,9% de grasa y cuyo precio se ha casi duplicado en dos años.

Les dejo una receta fácil y bonita que ha circulado en mi familia de generación en generación. El resultado es un yoghurt cremoso y que se puede hacer más liviano con leche semidescremada.

Ingredientes:
1. 1 litro de leche entera o semidescremada
2. 1 yogurt natural (200 grs)

Pasos:
1. Hervir la leche en una olla
2. Dejar enfriar hasta que se pueda poner el dedo (alrededor de 50%)
3. Mezclar el yogurt natural hasta que quede homogéneo
4. Cubrir la olla completamente con paños de cocina (arropar)
5. Guardar entre 1 día (en verano) hasta 3 días (en invierno) en un lugar temperado, no al sol

Se come solo o mal acompañado de frutas de la estación o como raita con cilantro, pepino picado y comino entero

martes, 18 de octubre de 2011

Vivir sano es más que una elección

Han sido días históricos para la salud preventiva chilena. En el mes de Septiembre, la Primera Dama Cecilia Morel le presentó al mundo el Programa “Elige Vivir Sano”, programa estrella del Gobierno para combatir la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles que afecta a nuestro país y a la mayoría de los países de América Latina. Y en estos días se realiza en Valparaíso la Cumbre sobre Nutrición y Obesidad, la respuesta latinoamericana a la reunión de las Naciones Unidas.

También es histórico que nos visite el Profesor Pekka Puska, líder del proyecto finlandés de Carelia del Norte, sin duda la intervención más famosa para reducir las enfermedades cardiovasculares del mundo (logró una reducción de 82%). La historia es la siguiente: en los años setenta, los hombres finlandeses tenían la mortalidad cardiovascular más alta del mundo. Y en la idílica región de Carelia del Norte (en la frontera este con Rusia), las enfermedades cardiovasculares eran aún más comunes. La región, cubierta de nieve la mitad del año, era una gran productora de lácteos con alto contenido en grasa (mantequilla, crema, leche entera) y carne.

Sabiendo que la región tenía capacidades productivas limitadas, no bastaba con decirles a las personas que comieran sano. Primero, iniciaron una campaña comunicacional que se enfocó en organizaciones comunitarias y en la formación de líderes locales. Los expertos convencieron a los productores locales para que redujeran el contenido de grasa de los embutidos locales y la sal en el pan. Segundo, cambiaron la producción local de productos lácteos y carne por berries. Para reemplazar la mantequilla de la dieta, desarrollaron aceite de canola, cuya semilla podía sobrevivir las condiciones climáticas adversas. Al mismo tiempo, los colegios y los lugares de trabajo comenzaron a ofrecer comidas saludables. Tercero, el Congreso Nacional aprobó una nueva Ley de Salud Pública que enfatizó la promoción de salud y estableció una regulación de tabaco estricta.

Según su página web, “Elige Vivir Sano” es un proyecto ambicioso, transversal e integral, que trabaja en cuatro líneas de acción: (1) Coordinar la oferta del gobierno, (2) Crear una página web para informar a la ciudadanía, (3) Crear lazos con los sectores públicos y privados, y (4) Levantar una campaña nacional. El programa busca realizar 100 corridas y cicletadas y acreditar 147 lugares de trabajo saludables en el 2010, organizar 62 ferias y tener a más de 1.25 millones de beneficiarios de programas del Instituto Nacional del Deporte. Ya se han realizado alianzas con Jumbo, Unimarc, Santa Isabel y Carozzi, entre otros.

La Primera Dama destaca en su discurso inaugural que “Elige Vivir Sano” es una oportunidad para que “optemos por nosotros mismos” a elegir una vida sana. Sin embargo, me pregunto: ¿Habría funcionado el proyecto de Carelia del Norte si sólo le hubieran dicho a las personas “elijan no comer mantequilla y carne? ¿Qué alternativas habrían tenido?

Es cierto que las familias chilenas muchas veces necesitan información. Pero más importante es que no siempre cuentan con toda la libertad para decidir, siendo su libertad de elección limitada por el presupuesto familiar, los precios de los alimentos saludables y su disponibilidad, al igual que por la incesante publicidad en los medios y las innumerables “ofertas” en los supermercados. Cuando hablamos de tabaco y alcohol, siempre existe un componente de adicción y, como bien saben todos los profesionales de salud, no basta con pedirles a las personas que “elijan no fumar”. Tampoco se hace fácil cuando los ídolos deportivos promueven a la vez el consumo de alcohol en sus camisetas o auspician eventos deportivos o culturales.

Elegir una alimentación saludable, realizar actividad física y disminuir el consumo de tabaco y alcohol, con todas estas condicionantes, es un peso muy grande para ponérselo encima a las familias chilenas. Una estrategia que pone todo el peso en “elegir” causa además culpa en las familias que no logren tomar la decisión correcta, al tiempo que justifica el no ayudarlos. Como pecas, pagas.

Las alarmantes cifras de obesidad, sedentarismo, consumo de tabaco y alcohol en nuestro país requieren de una mirada amplia más allá de la entrega de información y que considere los determinantes sociales de los estilos de vida.

El programa “Elige Vivir Sano” es una iniciativa interesante que debe ser complementada con un plan integral para tener un Chile Saludable al 2020. Este plan integral debe contar con un paquete coordinado de medidas regulatorias que favorezcan la disponibilidad de alimentos saludables tomando en cuenta su distribución, comercio y marketing. Como los anteriores se encuentran fuertemente determinados por las variadas condiciones geográficas, este plan debe tener una mirada territorial y considerando a los actores locales (ej. Municipios, organizaciones sociales).

Requiere además avanzar a cumplir con las obligaciones del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco y los lineamientos de la Estrategia Nacional sobre Alcohol, además de considerar los Objetivos Sanitarios del 2011-2020. Finalmente, requiere una fuerte institucionalización, por ejemplo, en el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, que evita que desaparezca con el cambio de Gobierno el 2014.

Mejorar la salud de la población no es siempre fácil ni vistoso, pero se puede. Sino pregúntele a Pekka Puska.

domingo, 16 de octubre de 2011

Si los pacientes marcharan

Si los pacientes marcharan, veríamos a 2 millones de usuarios de Isapres que no entienden por qué sus planes suben en promedio 5%, si sus Isapres obtuvieron 70% más de utilidades que el año anterior, siendo la segunda industria más rentable del país. De los 2 millones de usuarios, un 27% (585.000 en total) reclamaría que sus licencias médicas fueron rechazadas, el doble que Fonasa.

Si los pacientes marcharan, 500.000 ciudadanos de clase media estarían protestando por no tener seguro de salud. La mayoría serían trabajadores independientes, que no ganan lo suficiente como para pagar un 20% de su sueldo en salud y pensiones en forma voluntaria, pero que usan el sistema público en caso de emergencias.

Si los pacientes marcharan, 1.3 millones de personas reclamarían que fueron marginados desde las Isapres a partir del año 2005, forzados a pagar planes más y más caros, hasta que tuvieron que migrar a Fonasa. La mayoría son adultos mayores y mujeres en edad fértil, o personas con enfermedades crónicas, que fueron discriminados por su edad, sexo, o preexistencias. Algunos quizás apelaron al Tribunal Constitucional, pero la mayoría aceptó la realidad en forma silenciosa.

Si los pacientes marcharan, 12.5 millones de usuarios de Fonasa protestarían por la injusticia de un sistema que, pese a cubrir al 73,5% de la población, sólo cuenta con el 53% de los recursos del sistema. No estarían solos, con ellos marcharían los familiares que vieron a sus seres queridos morir en los pasillos de una posta, o que los acompañan a los consultorios y reiteradamente escuchan que no hay medicamentos, o que han presenciado el abandono y falta de recursos de los hospitales públicos. Otros tendrían carteles reclamando que llevan años esperando para una cirugía, o que a pesar de tener una enfermedad incluida en las GES, no tienen la edad correcta para recibir tratamiento en un plazo garantizado. Y otros que no entienden cómo cuesta tanto encontrar hora para atención en un consultorio, o por qué nunca más los llamaron del hospital. Todos esos usuarios se defraudarían si supieran qué el sistema público se financia con sólo el 4,1% del PIB, mientras que el promedio en los países de la OECD es 6,5%.

Si los pacientes marcharan, habría 17 millones de chilenos caminando porque no entenderían cómo es posible que un 40% de sus gastos de salud venga de sus propios bolsillos, si el promedio en los países de la OECD es 19,5%. Si pagan el 7% de su sueldo en salud, y por cada cosa que compran pagan el 19% de IVA, no comprenden por qué deben gastar tanto en medicamentos, o en consultas particulares, o en ir al dentista. No entenderían cómo, en 25 años, el sistema no ha cambiado un ápice.

Si los pacientes marcharan, tendrían razón. Y nosotros, como profesionales de la Salud Pública, estaríamos con ellos.

Es por esto que le hacemos una propuesta al país. Nuestro sistema de salud no necesita una mejora; necesita una reingeniería completa. Porque es inequitativo en la contribución financiera; porque genera discriminación de los más pobres, mujeres, adultos mayores y enfermos crónicos; porque es ineficiente en la medida que financia con recursos públicos a instituciones privadas con fines de lucro; y porque es inefectivo en crear protección social y promoción de la salud.

La propuesta consiste en la creación de un Fondo Único de Salud. El Fondo Único de Salud debería ser una agencia pública descentralizada, con un director elegido por su alta capacidad técnica, ratificado por el Senado y apoyado por un gobierno corporativo. Esto para que funcione como un organismo autónomo, independiente del gobierno de turno. No queremos que la salud de todos quede en manos de pocos.

Si se mantiene la estructura recolectora de fondos actual, esta agencia administraría el 7% actual de los trabajadores y los aportes fiscales, y pagaría a los prestadores afiliados al sistema. Esto implica una profunda redefinición del rol de los proveedores públicos y privados y los sistemas de incentivos, junto con el necesario fortalecimiento de la red de atención primaria de salud.

De esta forma, se lograría la existencia de solidaridad entre los cotizantes, sin discriminar a las mujeres, adultos mayores, o personas con enfermedades previas; mejoraría la eficiencia al reducir los costos de administración; y utilizaría el 100% de los recursos en la salud de los chilenos.

La propuesta está hecha. Este es el momento de congregar nuevos actores e incluir nuevas ideas. Invitamos a la sociedad civil, profesionales de salud, investigadores y académicos, honorables diputados y senadores, agrupaciones gremiales y al Gobierno, a establecer un nuevo contrato social por la Salud de Chile. Porque si los pacientes marcharan, esperarían eso de todos nosotros.

  • Esta columna está escrita en coautoría con los médicos Cristian Herrera Riquelme, Felipe Cardemil Morales y el cientista político Matías Goyenechea.

martes, 22 de septiembre de 2009

El 505

Empecé a tomar el 505 de las 7.28 porque había demasiada nieve para andar en bicicleta. Todos los días salía de la casa corriendo por la nieve, bajaba por la colina hasta la calle industrial y tomaba el bus con la Madonna. El bus seguía por la calle Industrial, tomaba al gordo con gorro nerudiano y aterrizaba a la estación de trenes de Pasila. La Madonna se bajaba ahí y se subía una mina con la cara cuadrada. Esto era lo que más me cargaba, porque ir a Pasila era sin duda una vuelta estúpida y podríamos haber doblado antes hacia el hospital de Aurora, por donde después pasabamos de todos modos. El bus finalmente llegaba al McDonalds del rock y seguía por la calle del Mc Donalds redondo done me bajaba. El gordo y la mina seguían en el bus.

Cuando se derritió la nieve todo cambió. Me compré una bicicleta y escapé de esa rutina horrible que me tenía desesperado. Ahora todos los días bajo raudamente por la colina hacia la calle Industrial, pedaleo pelo al viento hasta la estación de trenes de Pasila y cruzo el parque central. En el parque central se ven conejos y ardillas y paso todos los días por el campo de equitación de la policía en el Ruskeasuo. Rara vez me encuentro con gente conocida.